La palabra de Dios ♦ Texto de la Biblia
Fiabilidad bíblica
Aunque todos los demás escritos religiosos pretenden ser fiables, la Biblia es el único libro que realmente cumple este objetivo. Aunque más de 40 autores contribuyeron a la redacción de la Biblia durante unos 1500 años, el texto demuestra ser fiable no sólo en las enseñanzas que contiene, sino también en el registro histórico que proporciona.
Con el tiempo, muchos eruditos intentaron desacreditar la validez de la Biblia, haciendo hincapié en diferentes naciones, personas y lugares que se mencionaban sólo en la Biblia, sin ningún otro registro histórico. Pero los nuevos descubrimientos demostraron que los registros bíblicos eran precisos y confiables.
Otro argumento utilizado para socavar la confiabilidad de la Biblia es que no tenemos los escritos originales de los autores. Esta es una buena razón sólo para alguien que no conoce los manuscritos existentes o tiene un alto nivel de ignorancia sobre ellos. Si se considera el número de manuscritos y el tiempo transcurrido entre los originales y los primeros manuscritos, entonces no hay motivos para dudar de su exactitud.
Ahora se ha demostrado que las personas que copiaban los manuscritos bíblicos eran tan cuidadosos en lo que escribían que el texto se conservaba muy bien. El descubrimiento de los rollos del Mar Muerto es sólo un ejemplo de la exactitud del texto del Antiguo Testamento. Asimismo, Jesucristo consideró válidas las copias del Antiguo Testamento utilizadas en aquella época. En cuanto a los manuscritos del Nuevo Testamento, algunos de los más antiguos disponibles en la actualidad tienen menos de 100 años de haber sido escritos.
En términos de fiabilidad del texto, la diferencia entre la Biblia y todos los demás escritos antiguos es tan grande que si alguien niega la validez de la Biblia, entonces ya no puede considerar válido ningún otro escrito antiguo.
Hasta hoy, la historia ha registrado un número increíble de personas que estaban dispuestas a sufrir y morir por las enseñanzas de la Biblia. Estaban tan convencidos de la fiabilidad del texto que no temieron perder posesiones, derechos legales e incluso la vida por defenderlo.